jueves, 9 de mayo de 2013

Relato


Una de mis principales fortalezas es Curiosidad e interés en el mundo, como ilustra el siguiente relato. Voy a relacionar esta fortaleza con mi experiencia Erasmus, ya que hace una semana que he vuelto y ha sido lo primero en lo que he pensado al leer el título de esta fortaleza.

Llevaba meditando la idea del Erasmus desde hacía un año, cuando estando de prácticas, una enfermera me lo comentó. Era una locura porque íbamos a tener que organizar en dos meses lo que de normal se hacía en 10 y porque además, tenía que decidirme en cuestión de horas. Así que, sin haber comentado estas ideas previamente en casa, esa noche pregunté en medio de la cena: ¿Qué os parece si me voy de Erasmus a Escocia tres meses después de Navidad?

(Silencio,dos cabezas que antes miraban a la tele ahora me miraban a mí intentando procesar qué era lo que les estaba diciendo)

A los segundos, mientras mi madre me seguía mirando como si le hablase en chino, mi padre, que siempre ha compartido conmigo esa curiosidad por ver otros sitios y otras culturas, dijo tras los primeros segundos: Perfecto. Aclarar que aún así, estuvimos más de una hora hablando del tema.

A pesar de que la beca no es que sea realmente beca, sino más bien una ayuda, y que hasta finales de diciembre no estuvo claro si iba a tener un techo donde dormir, una planta donde hacer prácticas o incluso qué fecha me tenía que ir, no desistí en mi empeño por irme y ver cómo se trabajaba allí, conocer su cultura y por supuesto, mejorar mi inglés.

Para ir concluyendo, decir que ha sido una de las mejores decisiones de mi vida (aunque no tenga muchos años). El hecho de estar en una ciudad que no fuese foco principal de turismo, me ha ayudado a ver mejor la cultura escocesa. He podido integrarme con la gente de allí, con mis compañeras de piso escocesas, con el personal de la planta y con los pacientes, llegándome a sentir Aberdonian. He conocido no sólo palabras escocesas, sino también palabras típicas de Aberdeen, he visitado museos y recorrido, en la medida de la posible, Escocia, interesándome por la gastronomía típica probando su bebida estrella, Irnbru ,o su plato más casero,los haggis.

Me ha encantado Escocia, mejor dicho, fascinado. Ha sido un todo, la suma de todas las pequeñas cosas del día a día como su cultura, su gente, su forma de vivir o de trabajar lo que han hecho que me haya sentido como en casa. Además, una de las cosas en las que menos me había parado a pensar y sobre las que creo que más he cambiado es en mi autosuficiencia, ahora sé lo que es vivir sin padres y me siento más preparada para el día en que me tenga que ir de casa.

En resumen, una experiencia que recomiendo a todo el mundo.

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